La sobreexigencia; qué es, cómo se manifiesta y por qué nos afecta tanto.
Vivimos en una sociedad que premia la productividad, el rendimiento y el hacer constante. En medio de todo eso, muchas personas se sienten agotadas, tensas o con la sensación de que nunca hacen lo suficiente.
¿Te ha pasado?
Este artículo está pensado para ponerle palabras a eso que muchas veces vivimos en silencio: la sobreexigencia.
💭 ¿Qué es la sobreexigencia?
La sobreexigencia es esa voz interna que te empuja a hacer más, a ser mejor, a no parar nunca. No es solo tener metas o querer superarse, sino vivir con la sensación constante de que no es suficiente. Que por más que te esfuerces, siempre falta algo. Siempre podrías hacerlo un poco mejor.
Muchas veces se disfraza de responsabilidad o compromiso, pero por dentro se siente como una tensión que no se afloja. Como si descansar fuera un lujo que no te puedes permitir. Y lo más difícil es que muchas veces ni siquiera la reconocemos.

🔍 Señales de que puedes estar en modo sobreexigencia
Cada persona lo vive de forma diferente, pero hay ciertas señales que pueden ayudarte a identificar si estás en modo sobreexigencia:
- Tienes dificultad para reconocer tus propios logros.
- Descansar te genera culpa.
- Eres muy exigente contigo misma/o y rara vez te permites cometer errores.
- Tienes tendencia al perfeccionismo.
- Sientes que no llegas, aunque cumplas con todo.
- Te cuesta delegar o pedir ayuda.
- Experimentas síntomas físicos o emocionales: agotamiento, ansiedad, insomnio, irritabilidad…
👉 No necesitas tener todos estos síntomas para que la sobreexigencia esté presente. A veces basta con esa sensación constante de no estar a la altura.
🧩 ¿Qué hay detrás de la sobreexigencia?
La sobreexigencia no aparece de la nada. Se construye con el tiempo, influida por diferentes factores:
- Mandatos sociales que valoran más el hacer que el ser.
- Modelos familiares donde el afecto estaba ligado al rendimiento.
- Entornos laborales o educativos con expectativas desmedidas.
- Creencias personales como el miedo al error, la necesidad de control o la búsqueda de validación externa.
Comprender de dónde viene no trata de buscar culpables, sino de empezar a mirarte con más compasión.
⚠️ ¿Cómo impacta en tu vida?
A largo plazo, vivir desde la exigencia constante puede tener consecuencias muy reales en tu bienestar emocional y físico:
- Fatiga mental y física.
- Ansiedad o sensación permanente de alerta.
- Problemas de autoestima.
- Dificultades en los vínculos personales.
- Sentimiento de vacío o desconexión con uno/a mismo/a.
- Imposibilidad de disfrutar del presente.
Es importante entender que la sobreexigencia no es una forma de superación personal, sino una fuente de desgaste emocional.
🌱 Una invitación a frenar, aunque sea un momento
No se trata de dejar de esforzarte, ni de renunciar a tus metas. Se trata de preguntarte:
- ¿Desde dónde estoy haciendo lo que hago?
- ¿Qué me estoy exigiendo realmente?
- ¿Qué pasaría si aflojara un poco?
- ¿Necesito hacer esto ahora o perfecto?
A veces, lo más valiente no es seguir. Es darte permiso para frenar. Para descansar sin culpa. Para decirte: “ya está bien por hoy”.
Si te has sentido identificada/o con este texto, no estás exagerando, ni eres “demasiado sensible”.
La sobreexigencia es un malestar silencioso que muchas personas viven día a día sin saberlo.
Ponerle nombre ya es un acto de cuidado hacia ti misma/o.